martes, 23 de noviembre de 2010

En cuanto a las redes sociales...

Lo primero que quiero dejar claro es que con esta entrada ni me estoy refiriendo a ninguna persona en particular ni pretendo que nadie se sienta ofendido, sobre todo, y para empezar, porque yo soy el primero que hace uso de las redes sociales. Sí, al menos de momento hago uso tanto del Facebook como del Tuenti, aunque probablemente no del mismo modo en que los utilizan los demás, que es lo que aquí quiero tratar.

Empezando por el principio, cabe destacar que en realidad todo el embrollo se podría decir que comenzó con la llegada de los teléfonos móviles, o más bien cuando se implantaron de verdad en la sociedad. Es cierto que trajeron muchísimas ventajas, como el hecho de que puedes ponerte en contacto con cualquiera desde cualquier lugar, lo cual nos ha facilitado mucho las cosas y es un tremendo y beneficioso avance. Sin embargo, parece innegable que también otorga más posibilidades de control sobre las personas, ya que al tener móvil los demás nos pueden contactar en cualquier momento y saber dónde estamos. En general, no me voy a meter en absoluto con el móvil, ya que considero que las ventajas ganan a los inconvenientes, aunque así y todo hay personas que le dan un uso excesivo y ahí ya cambiaría un poco mi conclusión; en fin, de momento voy a pasar un poco por alto a esa –espero- minoría.

Posteriormente, con el uso masivo de internet, llegó el Messenger, el cual ahora está en un considerable desuso. Realmente con el Messenger tampoco me voy a meter, ya que creo que las desventajas se ven superadas por las ventajas, como el hecho de poder hablar gratuitamente con otra persona desde cualquier punto. No obstante, no me gustaría dejar de señalar que en este campo también hay personas que hacen un uso particular de esta herramienta que también requeriría un análisis aparte.

Y ahora están las redes sociales. Es cierto que también tienen sus ventajas y, de hecho, tal y como señalé, yo también las uso. Sin embargo, por determinadas circunstancias, creo que hay algunos inconvenientes que tal vez superen a todo lo bueno que puedan ofrecer.

Si hablamos de las edades de la humanidad, probablemente no sería demasiado descabellado decir que ahora mismo estamos en la edad de las redes sociales o algo similar. Y es que es raro encontrar hoy día a alguien que tenga entre 18 -o menos- y 30 y largos -o más- que no pertenezca a una red social. No es que por eso sea algo malo, pero sin duda es una herramienta altamente utilizada; y utilizada de una manera que no me termina de gustar.

¿Que quiero, por ejemplo, quedar con un amigo? Ni voy a la casa, ni lo llamo por teléfono, ni tan siquiera lo llamo al móvil: se lo escribo en el tablón, donde todo el mundo lo puede ver y enterarse de lo que va o no a hacer, con quién, en qué lugar y a qué hora -¿dónde quedó la intimidad?-. Además, la gente parece que ya no se saca fotos para tener un recuerdo de un momento, sino ya con pensamiento de colgarlas para que todos sus amigos vean lo que está haciendo y puedan comentarlas -por cierto, ¿qué sentido tiene esto último?-; porque para compartir las fotos no es, ya que aparte de que las puede ver cualquiera, al subirlas a la red social de turno pierden muchísima calidad. Y no hablemos ya de ligar, pues en más de una ocasión he oído la frase de que hoy día “quien no tiene Tuenti, no liga”... Sin comentarios.

A lo que voy es a que pienso que, aun a riesgo de parecer conservador, se está perdiendo parte de la esencia de las relaciones humanas. Y sí, reconozco que las redes sociales tienen sus ventajas, como el hecho de poder dejarle un mensaje gratuitamente a alguien y que lo lea cuando se conecte, o mantener el contacto con personas que uno no suela ver… Pero poco más; de hecho, yo las tengo básicamente por estos dos motivos únicamente. Asimismo, para mantener la privacidad, me suelo comunicar con mensajes privados -en Tuenti, por ejemplo, ni siquiera tengo tablón-. En cualquier caso, es cierto que he subido más de una foto -pocas, eso sí-, y he comentado alguna que otra en alguna ocasión -también muy pocas-; vamos, que no niego que alguna vez le haya dado el uso que ahora mismo estoy criticando, pero me sigue sin gustar.

Ante todo, y sé que me repito, no estoy criticando a nadie en concreto, sino simplemente dando una opinión muy general con la que además sé que muy pocos estarán de acuerdo. Pero bueno, ni todo este asunto me parece el fin del mundo ni me estoy queriendo meter con los usuarios de las redes sociales. Al fin y al cabo, cada uno es libre de hacer lo que quiera, y tampoco es que esté proponiendo dejar de usarlas, aunque pienso que ojalá hubiese un espíritu más crítico al respecto.

¿Tú qué opinas?