viernes, 31 de enero de 2014

En busca del género perdido

A lo largo de gran parte de las décadas de los 80 y de los 90, las aventuras gráficas fueron un género idolatrado por muchísimos usuarios. Se trata de una clase de videojuegos basada en la búsqueda de objetos, resolver rompecabezas y conversar con distintos personajes para obtener nuevas pistas. Con este tipo de juegos se pueden pasar horas y horas dándole vueltas a la cabeza para dar con la solución.

En la actualidad, el número de títulos que aparece en el mercado es muy bajo, y desde un tiempo a esta parte ha variado en demasía el estilo que los caracterizaba, algo que les ha hecho perder fuerza, calidad y originalidad, sobre todo con la desaparición del sistema point-and-click (apuntar y hacer click) dando paso al diseño en 3D, más incómodo a la hora de interactuar con los elementos del escenario.

La primera entrega de la saga King’s Quest (1984) está considerada la primera aventura gráfica de la historia, aunque la edad dorada del género comenzó, probablemente, con Indiana Jones y la última cruzada (1989), videojuego de LucasArts basado en la película de título homónimo que por primera vez introducía la acción de “hablar”, con diferentes respuestas posibles a elegir; además, sentó las bases de los éxitos posteriores de la compañía.

Y es que Monkey Island (1990) y Monkey Island 2 (1991), los dos de LucasArts, son, sin lugar a dudas, las aventuras gráficas más admiradas de todos los tiempos. Las peripecias de Guybrush Threepwood en estos títulos tienen un nivel tan alto que aún no se ha llegado a superar y, seguramente, no se hará jamás. Asimismo, desde 2009 y 2010, respectivamente, se puede jugar, incluso en los smartphones, a nuevas versiones de ambos en alta definición, con diversas mejoras gráficas y sonoras; una demostración más de que no solamente son dos obras maestras, sino de que este tipo de juegos deben volver al sistema point-and-click.

Clásicos indispensables han sido algunos como Maniac Mansion (1987), Loom (1990) Indiana Jones and the Fate of Atlantis (1992), Los archivos secretos de Sherlock Holmes (1992), Day of the Tentacle (1993), Simon the Sorcerer (1993), Mundodisco (1995) o Broken Sword (1996) y Broken Sword 2 (1997), entre otros muchos. The Longest Journey (1999) fue una de las últimas grandes aventuras gráficas de las que se ha disfrutado.

No obstante, con la llegada del siglo XXI se empezó a innovar en el género, y con la introducción del diseño en 3D se decepcionó a la mayoría de los jugadores. Así, por ejemplo, la exitosa saga de Monkey Island -que en 1997 tuvo una genial tercera entrega- fracasó con su cuarto título, que incorporó esta, entonces, novedosa aunque desacertada técnica.

En este sentido, si se pretende revitalizar esta tipología de videojuegos que se ha visto al borde del abismo, el objetivo debe ser retornar al sistema que los caracterizaba en su mejor época y que tantas alegrías dio a más de uno. De momento, en los pocos títulos que se lanzan, como The Cave (2013), se vislumbra una cierta vuelta a los orígenes; pero, por ahora, no son lo que eran. Ojalá regresen.


Artículo publicado en La Provincia.

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